Ya hace más de cuarenta años que el Gobierno de la Generalitat de Cataluña creó la Creu de Sant Jordi. El galardón se instauró “con el fin de honorar a las personas que por su esfuerzo se hayan destacado marcadamente por los servicios prestados en Cataluña en el ámbito cívico y cultural (...)”.
El Decreto 457/1981, de 18 de diciembre, que la creó, establecía que esta era una distinción que tanto se podría otorgar a personas naturales como jurídicas. En estas cuatro décadas desde su creación (1982-2022) el Gobierno de la Generalitat ha concedido 1.779 Creus de Sant Jordi, un 28% a entidades e instituciones culturales, deportivas, científicas, sociales, empresariales o religiosas. El otro 72% a personas que han destacado por sus méritos en los servicios prestados en Cataluña en prácticamente todos los ámbitos profesionales, cívicos, sociales, políticos o culturales.
Durante los primeros años, y a causa de la necesidad de reconocer una gran cantidad de personalidades y entidades que no habían podido ser distinguidas por la supresión de las instituciones legítimas de Cataluña, el número de galardones fue muy alto.
El año 1994 el Gobierno estableció, por medio del Decreto 182/1994, de 14 de junio, una limitación al número total de personas vivas con esta distinción. La nueva norma establecía: “El número de cruces de San Jorge en posesión de personas físicas vivientes no será superior a seiscientos.”
No ha sido hasta los últimos años que el Gobierno incorporó criterios de igualdad de género en la concesión de la Cruz de San Jorge. Con el impulso de la Ley 17/2015, de igualdad efectiva de mujeres y hombres, empieza a haber un adelanto significativo hacia la paridad. Los galardones de este año son totalmente paritarios: 10 mujeres y 10 hombres.