Por su determinación como profesora de lengua catalana durante la represión franquista y desde la clandestinidad del comedor de su casa, donde dio clases de catalán gratuitas a muchas generaciones de ciudadanos —y de futuros profesores—, que de lo contrario no habrían tenido nunca la oportunidad de conocer a fondo la lengua de su tierra. Y también en reconocimiento de esta labor de construcción imparable de proyectos pedagógicos y culturales, y de su amor y perseverancia para mantener viva la llama de la cultura prohibida, que tantas personas le agradecen como servicio ejemplar al país.
Profesora