Hasta el 31 de diciembre de 2018, las empresas distribuidoras deben sustituir los contadores analógicos de electricidad con una potencia igual o inferior a 15 kW por los contadores digitales, conectados a la red y telegestionados por la empresa. Esta sustitución progresiva la hacen los técnicos de la empresa y es gratuita para los usuarios.
Las compañías eléctricas podrán facturar los recibos de la luz calculados con un precio diferente según la hora del día, el modelo conocido como facturación por horas.
Hay que tener en cuenta que sólo se podrá aplicar cuando, además de tener un contador digital conectado a la red y telegestionado, el consumidor tenga contratada la tarifa del precio voluntario para el pequeño consumidor, que es el precio fijado para contratos del mercado regulado (con una comercializadora de referencia) con una potencia inferior a 10 kW.
A aquellos usuarios que todavía no disponen de un contador digital o que lo tienen sin que esté integrado en la red se les aplica una estimación del consumo, de acuerdo con un patrón basado en la distribución del consumo de la media de los clientes durante el día: el perfil de consumidor medio.